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¿Cómo afecta la edad al rendimiento?

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Es bastante obvio que un cuerpo de 70 años no puede hacer las mismas cosas que uno de 17 años. A medida que pasa el tiempo, nos hacemos mayores y nuestro cuerpo cambia. Sigue leyendo para descubrir cuáles son estos cambios, cómo afectan de forma natural a tu rendimiento deportivo y qué se puede hacer para contrarrestarlos.

La vida del cuerpo humano

Durante la infancia, el cuerpo humano crece y se desarrolla rápidamente. Luego, cuando entramos en la adolescencia, hormonas como la testosterona y los estrógenos hacen que  la composición corporal y las proporciones cambien y el cuerpo adquiere su forma y tamaño final.

El periodo entre los 15 y 30 años de edad es cuando el cuerpo humano puede alcanzar el nivel de rendimiento más alto – con entrenamiento sistemático, claro está. Sin embargo, cuando alcanzamos los 30 años, las cosas empiezan a cambiar lentamente: no inmediatamente, pero de forma gradual los huesos comienzan a perder calcio y otros minerales con los años, lo que provoca una densidad ósea menor. El esqueleto se vuelve menos resistente y el cuerpo se vuelve más propenso a sufrir fracturas y otras lesiones.

Al mismo tiempo, los músculos retienen cada vez menos electrolitos, calcio y agua. Como resultado, la masa muscular comienza a disminuir lentamente y también la fuerza del cuerpo en general.

La elasticidad de las articulaciones y de los ligamentos también disminuye con la edad. Esto afecta nuestra amplitud de movimiento, haciendo que el cuerpo humano sea cada vez más rígido y que los movimientos se vuelvan más difíciles de realizar.

Desafortunadamente, eso no es todo. El sistema cardiopulmonar también cambia: los pulmones se vuelven menos elásticos, mientras que la masa muscular del corazón se reduce. Esto supone un rendimiento cardiopulmonar más débil en términos de absorción y de transporte de oxígeno a los músculos y a los órganos. Este cambio tiene un impacto directo en los niveles de resistencia del cuerpo y también significa que necesitamos más tiempo para recuperarnos.

En resumen, después de los 30 años, tu estado físico general comienza a ir cuesta abajo. La masa muscular, la fuerza, la resistencia y la amplitud de movimiento comienzan a disminuir, mientras que la rigidez de las articulaciones comienza a aumentar. Además de todo eso, la recuperación, después de un esfuerzo físico intenso o después de sufrir una lesión, no es solo más difícil sino que también lleva más tiempo.

Entonces, ¿qué significa esto para nuestro rendimiento deportivo?

Bueno, si alguna vez has visto una competición deportiva de alto nivel, te habrás dado cuenta de que raramente hay atletas de élite que tienen más de 30 años, y ahora ya sabes por qué puede ser. Pero la buena noticia es que esto no significa que sea el final para ti.

Según los estudios, hay un área que no se ve tan afectada por la edad como el resto: la resistencia. Las fibras musculares de contracción lenta se ven menos afectadas por el envejecimiento que las fibras de tipo II – o de contracción rápida. Algunos músculos consisten principalmente en fibras de contracción lenta, que son muy resistentes a la fatiga y pueden mantener el rendimiento de la fuerza durante largos periodos. Se tratan de fibras que se usan principalmente durante eventos de resistencia, como las fibras de tipo II utilizadas para movimientos explosivos que fatigan muy rápido. Además, incluso si el sistema cardiopulmonar cambia, se puede entrenar considerablemente bien en cuerpos de más edad.

De hecho, los atletas de resistencia de más edad tienen incluso una ventaja fundamental: la experiencia. Después de años de entrenamiento, han creado estrategias basadas en experiencias y saben cómo equilibrar los periodos de entrenamiento y de recuperación. La experiencia les permite entender la mejor manera de ajustar el esfuerzo físico y saber dónde trazar la línea para evitar lesiones durante el esfuerzo realizado. La fuerza mental también es una recompensa importante de los años de entrenamiento. Esto permite que los atletas soporten esfuerzos físicos intensos con más facilidad.

Entonces, si escuchas a tu cuerpo y eres consciente del riesgo creciente de las lesiones según te vas haciendo mayor, la edad no debería ser un problema ni una excusa. Los workouts pueden parecer más difíciles, la recuperación puede llevar más tiempo y el progreso puede parecer más lento, pero todo sigue siendo posible. La edad es un número. Así que, aunque el cuerpo experimente cambios biológicos, no tienes que dejar de entrenar. No existe un límite de edad para estar en forma. Empieza ahora, no termines nunca.