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¿De verdad al que madruga, Dios le ayuda?

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Entrenarse a las 6 de la mañana no supone ningún problema para los más madrugadores. ¿Qué le pasa al que madruga? Que Dios le ayuda.

Pero, ¿y si no eres de ese tipo de gente? ¿Y si prefieres entrenarte por las tardes? ¿Significa eso que te estás perdiendo algo, que no estás alcanzando tu máximo potencial? No siempre. Tienes que averiguar la hora del día que te va mejor a ti, no a los demás. Para ayudarte a tomar una decisión, te exponemos las ventajas de entrenarse por la mañana y por la tarde.

Entrenamiento matutino

Constancia

Si te cuesta mantener un hábito de ejercicio constante, entrénate por la mañana. Es cuando tu fuerza de voluntad es mayor.

Mejor sueño

Se duerme mejor cuando uno se entrena por la mañana. Hacer ejercicio demasiado tarde aumenta tu ritmo cardiaco y hace que te cueste más conciliar el sueño por las noches.

Aceleración del metabolismo

Entrenarte por la mañana despierta tu metabolismo, dejando que tu cuerpo queme las calorías hasta 24 horas después del entrenamiento.

Mentalidad sana

Es como un efecto dominó: si empiezas tu rutina con ejercicio seguirás con una mentalidad sana el resto del día. Por ejemplo, seguramente después del entrenamiento te tomes un saludable batido, tentempié o desayuno.

Entrenamiento vespertino

Más fuerza

Desde las 14.00 a las 16.00 estarás en el máximo de tu temperatura corporal. Por tanto, los músculos son más flexibles y aumentan la fuerza y la resistencia.

Un buen final para un mal día

Si has tenido un mal día, haciendo ejercicio liberarás todo el estrés. Quítate de encima toda la tensión acumulada con Aphrodite. Obtendrás mejores resultados y te sentirás genial.

Más responsabilidad hacia los demás

No a todo el mundo le gusta madrugar. Muchos prefieren entrenarse después del trabajo. Si te gusta hacer ejercicio con otra gente, te resultará más sencillo encontrar un grupo con el que entrenarte más avanzado el día.

Prueba a entrenarte por las tardes y por las mañanas. Por supuesto, es mejor levantarse más temprano: comienzas con buen pie y tienes todo el día por delante. Sin embargo, al final, tu rendimiento depende solo de ti, de cómo te sientes, de tu motivación, y no siempre de la hora del día.