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«Recuperé la vida que quería vivir» - La historia de Jonas

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«Llevo entrenando desde que tenía 10-11 años. Empecé haciendo deporte de orientación y luego me pasé al esquí de fondo y esquí de orientación para mantener la forma durante los meses de invierno.

Pero me cansé de la orientación cuando tenía unos 25 años y me apunté a un grupo de atletismo en Estocolmo. Entrenaba con corredores de media distancia y me encantaba la velocidad y los intervalos.

Antes de ir con el equipo a un programa de entrenamiento en Mallorca, conocí a una chica en una fiesta. Empezamos a hablar y a escribirnos mientras estaba fuera, y seguimos en contacto cuando volví a casa. Después de este programa, me lesioné y empecé una relación con ella.

Diez años más tarde, estábamos casados, teníamos dos hijos y la vida me sonreía. Seguí entrenando para mantener la forma, me apunté a algunas carreras e hice orientación cuando mi equipo necesitaba un relevo.

Luego, el 13 de abril de 2013, mi vida dio un giro inesperado. Estaba en un punto de reciclaje, casi había terminado de tirar las cosas y, de repente, sentí un dolor muy fuerte en la pierna. Alguien chocó contra mi coche y me aplastó la pierna.

Me llevaron a urgencias y pasé por dos operaciones en las que me insertaron una placa de metal para mantener los huesos en su sitio, pero mi pierna no recuperó su posición natural. Estuve un año andando con muletas sin poder apoyarme sobre la pierna izquierda.

Fue un año muy difícil a nivel psicológico. Había cambiado de trabajo y estaba deseando volver a incorporarme, pero como tenía prohibido andar durante los primeros tres meses, tuve que trabajar desde casa. Mi jefe quería que me fuera y me culpaba de muchos problemas que había en el trabajo.

El punto de inflexión llegó tras mi tercera operación, en la que me insertaron un fijador externo para corregir la posición de la pierna. Tenía que apretar los tornillos todos los días, pero pude andar nada más terminar la cirugía. Aunque me esperaba un año y medio por delante con ese aparato enorme en la pierna, supuso un alivio, ya que sabía que era el primer paso para volver a recuperar mi forma.

Seis meses más tarde, el 12 de agosto de 2014, me quitaron la fijación y pude empezar mi vida de nuevo. Más o menos por esas fechas, vi un anuncio de Freeletics en Facebook que decía «Sin Excusas». Me descargué la aplicación y empecé a entrenar.

Recuerdo que Aphrodite fue el primer workout y pensé que podía terminarlo antes de que mi mujer llegara a casa después de trabajar. Estuve entrenando alrededor de una hora, si no recuerdo mal, y no esperaba que fuera tan exigente. Tuve que dejarme casi todo el workout para el día siguiente.

En mi cabeza resonaba la frase «Sin excusas» y sabía que era muy importante no tirar la toalla. Estaba decidido a completar lo que había empezado y terminé el workout. Freeletics se convirtió en una manera de fortalecer mi cuerpo y mi mente después de todo lo que había pasado durante el último año y medio.

Avanzamos a octubre de 2014. Durante mis vacaciones en Rodas, corrí mis primeros cien metros al aire libre después del accidente. Más tarde, en noviembre, completé una carrera de 10 km junto a mi fisioterapeuta en un nuevo túnel de Estocolmo. Correr ese día fue una experiencia increíble. Hacía mucho tiempo que no me sentía así. Acabé agotado, pero agradecido de poder correr.

Después de llegar a la línea de meta en unos 47 minutos, me di cuenta de que volvía a ser yo. Recuperé la vida que quería vivir. Mi cuerpo y mi mente estaban preparados para lo que me presentara la vida. Aún me emociono y tengo que contener las lágrimas mientras escribo esto. Tengo que dar las gracias a Freeletics por todo esto.

En junio de 2019, fui capaz de lograr nuevos PBs en todos los workouts de la Hell Week. Uno de mis mejores momentos con Freeletics. Luego, durante la pandemia, mis rutinas diarias volvieron a cambiar.

Cambié de trabajo, tuve una hernia de disco y, al mismo tiempo, sufría de una lesión en el hombro. Eso me hizo alejarme un poco de la mentalidad «Sin excusas». Pero, independientemente de los obstáculos de la vida, siempre acudo a Freeletics para dedicarme tiempo a mí mismo y mantenerme fuerte y sano.

Fue la actitud «Sin excusas» la que me hizo volver a ponerme en forma y a estar incluso mejor que antes. Nunca he estado más fuerte que durante mis primeros cinco años con Freeletics.

El año que viene cumpliré 50 años en octubre. Y ese mismo año celebraré que hace diez me quitaron el fijador de la pierna. Mi nuevo objetivo es hacer todos los workouts de los dioses antes del 12 de agosto del año que viene.

Me esperan unos cuantos desafíos, ya que aún no domino los Muscleups y no me salen bien los Standups y los Pistols, pero la edad es solo un número, ¿no?»

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