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Entrenamiento como recompensa – ¿Ironía o realidad?

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¿Conoces a personas que siempre prefieren salir a correr una larga carrera después de trabajar a disfrutar de una noche tranquila y acogedora con pizza, Netflix y una copa de vino? ¿O no se unen a tomarse el segundo cóctel contigo y se van de la fiesta antes porque quieren estar en forma para el entrenamiento de mañana por la mañana? Parece que estas personas tienen la vida en orden, ¿verdad? Pero, ¿por qué es tan fácil para estas personas tomar estas decisiones y no una lucha. ¿Esto es realmente lo que prefieren hacer? Sigue leyendo para descubrir cómo tú también puedes entrenar tu cerebro para echar de menos un workout, en vez de temerlo.

Aprender lo que te hace sentirte bien

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre la gente activa más motivada y una persona promedio? En realidad, es bastante sencillo: los primeros han interiorizado que el entrenamiento les hace simplemente sentirse bien. Para estas personas, el ejercicio regular equivale a tratarse bien. Puede que estés pensando que también sabes que el entrenamiento es bueno para el cuerpo, pero aún así no hace que lo eches de menos. La cuestión es que va mucho más allá de todo esto. Se trata de experimentarlo tú mismo. ¿Por qué es tan importante? Porque el sistema límbico, también llamado, el “cerebro emocional”, aprende lo que hace sentir bien a una persona. Durante el ejercicio, varias hormonas, como las endorfinas, se liberan en el centro de recompensa cerebral. Como resultado, te sientes realmente bien y tu estado de ánimo aumenta. Repetir esta “recompensa” (ej. la sensación buena y satisfactoria) y establecer la asociación entre el ejercicio físico y un aumento en tu estado de ánimo, enseña al cerebro que esto es realmente agradable y bueno para ti – no solo por los obvios beneficios físicos. No siempre tiene resultados inmediatos, pero verás como el entrenamiento constante puede en realidad prevenir el mal humor y también ayudarte a lidiar contra el estrés. Solo se tarda unas pocas semanas en llegar a esa etapa.

Cómo conseguir que el cerebro quiera trabajar

Pero, ¿qué sucede si no perteneces al grupo de personas que ve una carrera de 15 km como un regalo? No te preocupes, esta manera de pensar y de comportarse no es un rasgo genético. La liberación de la llamada hormona de la felicidad es una reacción biológica natural del cerebro que básicamente todo el mundo tiene derecho. Todo lo que tienes que hacer es intentarlo y hacer que tu entrenamiento sea un hábito. Aunque se dice que los entrenamientos cardiovasculares liberan más endorfinas que otros tipos de ejercicio, puedes estar seguro de que una vez adquirido un hábito, cualquier tipo de deporte que hace aumentar el ritmo cardíaco hará que lo eches de menos tarde o temprano. Y, en realidad, no se trata tanto de que echas de menos el deporte, sino la sensación. Lo importante aquí es la continuidad para que tu cerebro pueda fortalecer el vínculo entre el impulso (la larga carrera por la mañana) y la recompensa (te sientes increíble). Si estás experimentando problemas para empezar al principio, añade una nota social y convence a tu pareja o amigos para que se unan a ti, o simplemente únete a uno de los grupos de entrenamiento que hay cerca de ti. Durante el entrenamiento, intenta ser consciente de la energía que obtienes y observa cómo aumenta tu estado de ánimo. Saca una fotografía después cuando te sientas invencible y orgulloso de tu logro. Cada vez que mires la foto, recordarás lo genial que te hizo sentir el entrenamiento y seguramente esto te motivará a hacerlo de nuevo.

Todo es cuestión de tiempo y dedicación. Pero tu bienestar hace que cada segundo y gota de sudor valgan la pena.